jueves, 11 de diciembre de 2008

de DEREITOS humanos e inhumanos


Pareceme de interés recoller e trazer a este espazo, que RIODERRADEIRO me empresta, a opinión, cualificada e lúcida, de Xosé Luis Barreiro Rivas publicada hoxe nas paxinas de "La Voz de Galicia".

X.L.Barreiro Rivas dispón no mencionado xornal dun espazo: 'a torre vixía', que aparece regularmente varias veces por semana.


Ainda discrepando en ocasións, e estando nos planos político, ideolóxico, e mesmo relixioso, ben distante de él, é invevitabel non coincidir moi frecuentemente cos seus pontos de vista, particularmente cando trata temas de ámbito internacional, e algo menos nos domésticos.

Por outra parte, na miña humilde opinión, case sempre da mostras nos seus escritos de un rigor intelectual e brillantez estimables.

Falando sobre os 60 anos da "Declaración Universal dos Dereitos Humanos", Xosé Luis Barreiro Rivas


DICENOS:

"..., nos recuerde el secuestro permanente que se hace de esos derechos, y nos obligue a reflexionar sobre la extraña deriva que están tomando las libertades en las dos últimas décadas.
Mientras la sociedad civil progresa adecuadamente en el reconocimiento de la igualdad y los derechos humanos, y en la sensibilidad para detectar todos los ataques directos e indirectos que contra ellos se producen, los Estados y las organizaciones internacionales están creando un duro caparazón que, bajo el amable aspecto de la protección del orden mundial y la lucha contra el terror, les permite hacer mangas y capirotes no solo con los derechos proclamados, sino también con los derechos y costumbres que nadie se atrevió a cuestionar, al menos teóricamente, desde la Revolución francesa.
Los países más avanzados establecen leyes de defensa de la democracia que son contrarias a los derechos humanos. La pena de muerte se aplica con profusión, incluso en países democráticos, sin que los organismos internacionales, la Iglesia y los líderes estatales se mojen contra ella. El centro de Guantánamo demuestra a quien quiera verlo que la violencia y el fascismo de Estado siguen vigentes en la gran nación americana y en sus principales aliados de la Unión Europea. Las persecuciones discriminatorias del Tribunal Internacional de La Haya -que solo juzga a los derrotados y a los que no pertenecen a la OTAN- y los palos de ciego que da la Justicia ordinaria -que persigue a los dictadores derrocados pero no los abusos criminales que se hacen sobre Chechenia, Afganistán, Kosovo, Irak, Afganistán, la mayor parte de África y otros países- demuestran que la Justicia institucional sigue estando al servicio de los poderes dominantes. Y las ceremonias que se les hacen a las dictaduras como China, en nombre de la pura economía, demuestran a su vez que los derechos humanos distan mucho de ser la primera preocupación en el gobierno del mundo.
Si a esto añadimos el hambre, la dictadura, la falta de agua, la destrucción del planeta, el expolio material e intelectual del Tercer Mundo, la pésima distribución de la salud y la vivienda y el creciente recurso a las guerras como arma de política económica, veremos que las mayores amenazas a los derechos humanos vienen hoy de los Estados más poderosos, que gestionan el mundo, más que nunca, aplicando la ley del embudo. "

1 comentario:

Anónimo dijo...

O autor deste artigo de opinión amosa unha moi forte inclinación pola figura feminina estilizada . ¿Un trauma infantil dun soño insatisfeito? ¿Unha mística acochada dabaixo do zapato? ¿Unha denuncia, acaso? ¿Unha pedra lazada ao río ou ao tellado dalguén?